El cuerpo se recuesta en el suelo del bosque como si fuera una cama;
Un lecho vegetal de hojas muertas y ramas;
El cuerpo se hunde, se descompone, se convierte en compost;
Los animales pasan por encima, los insectos lo caminan;
Los ojos siguen abiertos, observan atentos el acontecer: la vida, la muerte, lo que florece, lo que se marchita, la lluvia, la sequía, el día, la noche;
Los ojos inmarcesibles, sempiternos, observan la devastación de la natura, el hambre voraz de la voluntad destructora, los tiempos de oscuridad eterna y, de repente: el cosmos.
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