La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

lunes, 3 de octubre de 2022

 Yo, Nathanael

‘’ Mi alma es demasiado débil; sobre ella pesa,
como un sueño inconcluso, la espera de la muerte
y cada circunstancia u objeto es una suerte
de decreto divino que anuncia que soy presa’’

John Keats

Entre los gatos y los setos del Cementerio Protestante de Roma, bajo una lluvia fina, fue la última vez que la vi. Caminábamos a la par, aún felices, aún en sueños con la realidad ajena. Nuestras alas de humo desaparecerían, nuestro amor caería como Ícaro luego de acercarse demasiado al Sol. Heroína de mis días, idolatría sublime que aún me pesa, mientras me hundo en el lecho de las oscuridades de los pantanos.

 ¿Qué cruel Coppelius ha metido a una Olimpia en mi camino? Perdido en unos ojos sin vida, sin profundidad he perdido el amor de mi Clara. Como un loco bailo en los círculos de fuego, danzo desnudo en el ritual abrazándome a Azazel, enfermo de lujuria.

Tu nombre quedará escrito en el agua de mis mares, eterno, impertérrito y puro.

Mi nombre se desvanecerá como lo escrito en la arena, y aún así quedarán mis palabras anónimas, como el único elemento puro de mi alma.

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