La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

domingo, 30 de abril de 2023

 

Hay días de náusea, en los que todo parece surreal y me veo ajeno. Días en los que mi vida parecería ser una película que estoy viendo desde afuera, como si no tuviera control de mis actos, como si ya todo estuviera guionado, como si no fuese más que un actor cumpliendo un fatídico rol que no me pertenece.

La ventisca se levanta, vibran las ventanas, cruje la hojarasca de otoño, y todo vuelve en sí por el murmullo constante de la naturaleza.

Quizás es la mirada de un gato, una sonrisa de un amigo, un abrazo de un familiar, un beso de la persona que amo, lo que me devuelve el sentido. Aún así el Absurdo está latente, afianzado en los confines de mi mente, con la inseguridad de ser lo que no soy, o de no ser lo que soy, con la náusea de la Duda.

No quiero perderme más en los callejones oscuros para buscarme porque, sin embargo, no me encuentro nunca en la soledad.

Átropos me respira en la nuca, Láquesis me agarra suavemente del rostro, me mira fijo ¡Suéltenme! Quiero respirar el reverdecer de la primavera y aferrarme al aire del mundo; contemplar la inmensidad de las tierras de Oriente para honrar mi sangre y mi linaje mediterráneo. Aún tengo savia de creación en mis venas y sed de conocimiento en mi boca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario