Tengo mi corazón en las manos, frágil, moribundo se deshace,
se me escurre como arena entre los dedos,
lo pierdo.
El peor castigo, el peor infierno, es la incertidumbre,
cuando se cae al vacío, se sumerge en la nada,
y no se sabe cuando se detiene.
El tiempo no significa nada, el alrededor es un mero escenario del absurdo,
los actores autómatas de miradas vacías,
Una sola mirada existe, y está en mi mente.
Sólo unos ojos, un recuerdo, una sonrisa lejana.
II
¿Qué queda de nosotros cuando nos arrebatan el amor?
¿Quiénes somos acaso si asesinan nuestra pasión?
Aquel que vive sin pasión, sin amor, es un muerto en
vida,
Una vida en penumbras, una sombra eterna.
No basta sólo respirar para saber que estamos vivos,
Basta un designio, una razón.
incluso algunos muertos tienen más vida que los vivos,
aquellos vivos que no tienen un designio,
no poseen el leño que aviva las llamas de una apagada vida.