La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Ese minúsculo pedacito de vida que vagabundea dubitativo por los caminos masivos de Buenos Aires soy yo.  Sí, uno más dentro de ese mar de gente. Miro el piso, me detengo, miro el cielo, ensimismado ¿Qué soy? No soy nadie más, ni nadie menos, soy uno más. Me oprime ser otro más, me oprime ser otro  ¿Qué es esta farsa de actores y roles novelescos? Nadie es, todos intentan ser, me perturba. Sigo y sigo, intento. Actúan, todos actúan, simulan, tratan de vivir una vida. A veces entiendo más a un borracho, a un linyera, que a una persona promedio, aburrida ¿Por qué? Porque considero que la única manera de subsistir en este mundo es olvidando que existe. A veces, y muy de vez en cuando, me irrita la gente, me irrita mi ser. A veces, y muy de vez en cuando su sonrisa me calma, sus abrazos me alivian. Más allá de todo soy otra partecita de materia más, materia, lamentablemente,consciente. A veces sería más fácil no ser consciente de nuestra existencia.
La consciencia es la puerta de entrada de la duda, y la duda es que recibe con los brazos abiertos al tormento. A veces, sólo a veces, desearía sólo dejarme vivir. Estoy encadenado a mi propios pensamientos.
 No, hoy no voy a morir, quizás mañana, quizás nunca, a pesar de todo, quiero existir.