La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

viernes, 28 de noviembre de 2014

No quiero ser una foto más en la pared,
no quiero que mi mirada quede vacía y sin memoria,
no quiero que mis manos frías se duerman en el olvido,

Quiero que mi imagen permanezca en tu recuerdo,
Quiero que mi mirada desprenda fiereza y lucha,
Quiero que mis manos sucias con barro estén saciadas de trabajo para ayudar a mis hermanos,

No quiero que mi nombre se borre con la historia,
No quiero que mi recuerdo sea una fugaz quimera,
No quiero que mi alma enmudezca el día que muera,

Quiero que mi nombre se quede grabado en las paredes,
Quiero que mi recuerdo no conozca los límites del tiempo,
Quiero que mi alma siga viva, en llamas, inspirando lucha...

viernes, 7 de noviembre de 2014

El sol golpeaba fuerte en mi piel pero finalmente encontré una alegre plaza que podía
cobijarme bajo sus formidables árboles que ostentaban bellas flores violáceas. Era un día
cualquiera, las personas realizaban sus actividades cotidianas: una pareja de dos chicas que se
besaban apasionadamente en un banquito, varias personas caminaban toda la cuadra de la
plaza una y otra vez, no había nada fuera de lo usual de un día común en un barrio suntuoso de la Ciudad de Quilmes. Sin embargo al adentrarme por los senderos bañados por pétalos violetas descubrí a un vieja señora, con un rostro bondadoso pero con aires misteriosos, sentada en un banco con un cuaderno y un lápiz, mirando absorta al papel y luego a la escena, así sucesivamente. Su
mirada expresaba arte, imaginación y creatividad, su fuente era ese escenario tan jovial. Una
sensación de incertidumbre me alcanzó, preguntas: ¿Acaso podía ser yo el protagonista de su
prosa? ¿Iba mi persona a quedar inmortalizada en un escrito de una desconocida escritora?
¿Qué sucedería si ese pedazo de papel con grafito impregnado se convertiese en un best-seller y
mi figura, mi personaje fuese el principal? ¿Puede un extraño tomar mi esencia y trasladarla a un trozo de papel?Seguí caminando, con una mirada ensimismada y pensativa, tomé un papel de mi bolsillo, saqué mi lápiz y comencé a escribir...

"Las palabras escritas vuelven eternos los momentos, convierten en presente los recuerdos, inmovilizan en un instante a las personas, nos cuentan el futuro, nos traen historias de otros mundos, nos sacan lágrimas melancólicas, nos infunden pasión, tristeza, alegría y dolor. Yo no creo en el presente, ni creo en esta realidad, porque quizás sólo soy un pensamiento de un lejano poeta en otra vida, otro tiempo, otro espacio. ¿Cómo creer en la realidad ostensible únicamente si cuando mis ojos se deleitan página tras página al leer Tlön, Uqbar, Orbis Tertius y me adentro en el más abstracto de los mundos, me desplazo por un espacio sin tiempo, sin materia? ¿Cuánto tiempo puedo sumergirme en la realidad de las letras? ¿Un segundo, unos minutos, una hora, una eternidad? Si quiero escaparme, si quiero que mis pies se eleven del suelo, lo sé ¡Yo lo sé! Tinta negra, una página, un libro, una palabra, una letra."

lunes, 3 de noviembre de 2014

Las gotas rompen contra el sendero,
una y otra vez, continuamente, eternamente,
Ese golpe resuena, me infunde de nostalgia,
El río engrosa su caudal, otro recuerdo más corre por su vertiente,
refresca la tierra mientras el pasto exhala su aroma de naturaleza viva,
entierro mis manos, tomo el barro, lo siento y me lleno de libertad,

Tras la ventana, bañada en lágrimas del cielo,
se esconde un hogar, unas leñas, un fuego,
un agradable sillón, un libro viejo, historias, y paz,
alejado del ajetreo de la metrópoli,
vorágine fatídica que ennegrece el temperamento,
Ahora la brisa corre, una sinfonía trae, calma...