La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

martes, 12 de enero de 2016

Cuando miro para dentro a veces observo un infinito vacío, un abismo insondable. No me encuentro, ni en los calabozos de mi infierno, ni en los jardines de mi cielo. Camino laberintos absurdos, me busco, quiero saber cómo soy, tocar mis manos, abrazarme, reconciliarme. En la vorágine de esta intensa búsqueda pasa la vida, la gente, amores y rencores. Recibo al mundo con mis brazos abiertos ¿Seré yo quien los recibe? ¿Con quién se encuentran cuando me ven, cuando me hablan, cuando me tocan o cuando me besan? ¡Ay de mí en esta búsqueda incansable!
Juro que quiero tomarlos en serio, a mis fantasmas y a mis infiernos. Quiero lanzarlos al vacío, que se pierdan en la eternidad. A veces, no quiero encontrarme porque siento que puedo no gustarme. A veces necesito encontrarme, porque para entregarme primero necesito saber quién soy.
El viento danza en las montañas, en silencio me espero, sentado, contemplando lo sublime. Hay un lugar en el que me encuentro siempre...