La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

viernes, 5 de enero de 2018

La habitación de la angustia



Un andar absurdo y errante por la habitación iluminada bajo la luna llena. Una vuelta y otra, mira hacia el piso, y finalmente se sienta contemplando el cuadro que arroja la ventana que da hacia el corazón de la manzana del barrio, suburbio turbulento. Respira el aroma espeso de viejas obras que reposan en las enormes bibliotecas que abundan en el hermético habitáculo. Agarra el termo, ceba un mate y lo toma, reflexivo. Las paredes lo observan, empiezan a temblar, a resquebrajarse y una polvareda de concreto haciéndose trizas dificulta el paisaje y la respiración. Primero, se desmoronan los volúmenes completos de Maupassant, El Horla le martilla la cabeza desde el sexto estante, adormilándolo del dolor, y prosigue la debacle, quedando luego el héroe sepultado entre libros y escombros. Ahora el frío penetra en los resquicios del cúmulo de escombros, hojas sueltas y cartones. El ser recobra consciencia y fuerzas abriéndose paso entre el derrumbe, mira a los astros, a su inmensidad, los eones del tiempo. Su angustia desaparece cuando encarna su finitud.