La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

jueves, 3 de junio de 2021

 

Aunque parezca extraño me apacigua caminar por Florida, entre el caos de la multitud que apura el paso, entre los arbolitos, los cadetes y los oficinistas. Una sonrisa se asoma en mi rostro, miro la escena de la excelsa Buenos Aires en su plenitud, la miro como si me mirase a mí mismo, como si la Ciudad se hiciera carne en mí, y yo me hiciera Ciudad; Una urbe humana, una humana urbe, con todas sus contradicciones, con su heterogeneidad, con su fealdad y su belleza, con su caos y su paz. Y yo voy, camino por ahí, como una idea hecha piel, abstraído. Lo imponente del caos, la belleza de lo caótico, de esta ciudad que no duerme en este catre fértil pampeano al borde de este río de mierda que casi nunca podemos ver. Yo me transformo en ciudad, en Buenos Aires, y las aguas putrefactas me recorren hasta llegar a mi boca, vomito mierda hacia el río, vomito mi mierda infinita entre los amores y los odios, entre el oxímoron enquistado en estos pagos.