La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

miércoles, 18 de febrero de 2015

Camino con sosiego los pasillos de la casa, silbo despacio, me muevo entre las sombras. La oscuridad de la noche me trae a la vida, sólo la luna ilumina todo con un tono azuláceo. Deslizo mi mano por la baranda, acaricio las paredes y llego finalmente al fondo del corredor; una puerta. Atravieso despacio, sigilosamente la habitación, y él duerme, tranquilo duerme. Me siento en cuclillas a su lado, respiro en su rostro, lo observo un buen rato, duerme. Me acerco hacia la ventana que abre las puertas hacia el mundo en penumbras de la nocturnidad, la luna y los astros, el misterio. Se oyen un sinfín de sonidos, vagos, lejanos, vida, siempre hay vida en la ciudad (Aunque también hay muerte). Ténue, la luz llega a la habitación y le da un aspecto reconfortante. Me vuelvo hacia el somnoliento cuerpo que yace a mi lado, me fusiono, me sumerjo en él y vuelvo a ser sólo un sueño dentro de otro sueño, perdido...

jueves, 5 de febrero de 2015

Nacemos sin haber elegido nacer, nos otorgan un rostro y un nombre con los que cargamos toda la existencia, ¿Quién dice que este rostro me representa? ¡Mi alma no se refleja en estos absurdos gestos! Disfrazo mi cara, mi cuerpo, me desvivo por exteriorizar mi alma. Las palabras nunca son suficientes, el lenguaje siempre es acotado (Tampoco lo elegí). Nací y crecí sin saber si soy yo, pero  ¿Quién soy yo? No estoy seguro ni de mis manos, ni de mis pies, no sé si puedo mirar o si estoy ciego. Estoy condenado a vivir pero ni siquiera tengo todas las opciones para elegir. Mi Universo es limitado, mis sueños infinitos, mi Eternidad se diluye cuando abro los ojos a la mañana. Me levanto, me miro el rostro en el espejo, lo siento ajeno y me pregunto: ¿Qué soy yo? Sí, ¿Soy este conjunto de ojos, nariz, boca y orejas desparramados, desordenados? Me siento observado por mi propia alma que amenaza con un tono beligerante. Estoy condenado a ser Yo.