La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

lunes, 23 de agosto de 2021

 

Hace tiempo que no estoy. Una fuerza extraña se apoderó de mí. Veo a través de los ojos de mi cuerpo como si estuviera encerrado en un traje, en una máscara. Los movimientos de las extremidades de este cuerpo son mecánicos, fuerza cinética exógena. Degluto la comida como un autómata, no sabe a nada. La luz del sol ya no me conmueve. Sólo los felinos me humedecen los ojos, que no son mis ojos, hacen brillar las pupilas de cristal, artificiales, como toda esta existencia. Encerrado en mi piel como si fuera una cáscara ¿Vacía? Los órganos mustios, las funciones fisiológicas sin sentido. De vez en cuando las páginas de algún libro, sus letras impresas en tinta negra, caracteres empíreos me devuelven a mi ser, a habitar mi espacio. Ahora que escribo, ahora que mi respiración se hace prosa, que mis sentidos se dilatan en el espacio, con la agitación frenética de la creación, del ser, de existir, ahora me encuentro. Mi historia, la historia de la humanidad, la historia como una correlación absurda de sucesos, encadenados, uno tras otro, sangre sobre sangre, tierra sobre tierra. Hoy.