La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

domingo, 24 de junio de 2018


Yo muero y veo negro, no hay luz. Yo muero y no veo, no me ven. Mis ojos, los ojos perdidos de un cadáver, mi piel marmórea, mi cabello fino que cae sobre la mortaja. Dejo la existencia corpórea pero sin embargo acá estoy, en estas letras, en este texto, mi voz resuena en tu cabeza, aquí y ahora. Así estaré siempre, como una voz lejana en tu inconsciente, un murmullo lúgubre que surge de tus adentros. Aunque te tapes los oídos estaré incólume, aunque cierres los ojos persistiré,aunque te escondas bajo las sábanas o metas la cabeza entre la almohada y el colchón, ahí, al lado tuyo, suspirando estará mi presencia. Estoy vivo en estas líneas, aquí y ahora, hoy soy Eterno.

viernes, 8 de junio de 2018

¿Qué nos dejaron?

Este país, este paisito, bien al sur, donde las sonrisas de los pibes recorren los basurales, y los primogénitos de la tierra tienen la piel pegada a las costillas. El hambre, nuestro hambre, se impregna en los rostros arrugados por el sol de la puna, la humedad del Litoral o el gélido viento patagónico. En las urbes, como fantasmas pasean entre la gente, perdidos, con hambre, con sed. Zonas grises del alma. Nadie los mirá, nadie los verá, nadie... Sólo la calle y la luna.
Al río la espalda, a la pampa los agrotóxicos, a las montañas el cianuro. Así nos va, así la Pachamama llora entre los valles del Norte que se esconden entre las nubes, mientras un cóndor planea el cielo más celeste que se pueda encontrar. Nos hubieran dejado las ruinas aunque sea, no esta ciudad construida sobre la arena que nunca se termina de derrumbar. Se estira la agonía, se siente en la atmósfera un ambiente de apocalípsis, hediondo como el Riachuelo.
 Un sorbo de mate, sabor a tierra colorada, sabor a selva. Lo que nos queda, la esperanza de dejar de ser lo que somos, para transformarnos en lo que seremos, en lo que queremos, en querer y querernos. No hay un otro, hay un todos, porque desde el inicio fuimos cubiertos por pinceladas multicolor, variopinta piel, sangre igual de roja. Sangre que corrió y ensució las manos de imperialistas y genocidas, de desclasados y lúmpenes, víctimas y victimarios.
Una historia temprana hacia el sol que, sin embargo, como Ícaro se desplomó. Las alas artificiales se derritieron, caímos una y otra vez sobre el mar, sobre los arroyos rodeados de verdes sierras.
Impenetrables, inexpugnables razones, como el delta bañado por el Paraná, son las que encienden con vehemencia las calles, el seguir pisando el suelo del sur, el país de los matreros.
Antes de volar, hay que aprender a caminar, codo a codo, con el corazón en la boca y la mierda afuera....

martes, 5 de junio de 2018


Luego de sentir un ronrroneo en las entrañas se me revuelve la boca del estómago, me estremezco y tiemblo desde el comienzo del pecho hasta la laringe.
Regurgito asquerosamente y abro la boca con una amplitud inenarrable. Una gata, una gatita sale afanosamente desde mis entrañas, limpita, hermosa, gris. Se para en la mesa como una deidad de mirada grave, sus ojos con pupilas dilatadas me observan con ternura. Esbelta recorre la mesa, sube arriba de los libros (Tomos gruesos, libracos que corresponden a obras completas de Tolstoi), se refriega en mí una y otra vez, me muerde levemente las manos, juega. Acaricio a mi gata, a la gata y ronrronea. Un ruido corta la escena, el silencio, ella para las orejas, mira al horizonte y abre la puerta con las patas. Corre, esbelta corre, trepa la higuera que da hacia el pasillo, sube por la medianera, se va. El cielo, las nubes, el horizonte, lo trascendental, la infinitud, se va. Libre se va…