La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Lucha

              Veo tu jeta sangrante a la vuelta de la esquina. Tenés un grupo de gringos sonrientes a unos metros, y a una caterva de trajeados con semblante grave. Cargás, probablemente, un niño adormilado en tu regazo, o quizás despilfarrado estás durmiendo en la calle, o talvez, estás enajenado por el popurrí de la alquimia más trucha que acabás de consumir y conseguiste en la Zavaleta. Sos vos, sos uno o sos el otro. Sos el rostro de la desidia, te veo y me emerge un dolor y una compunción inefable de las entrañas. Te veo y los veo, a vos y a la calle Corrientes, elegante y fatal Buenos Aires. Te veo a vos, hermano, ahí tirado, desfigurado, sufriendo, y veo las ventanas de los bancos y la guita que entra y sale. Te veo a vos desde la Illia, en la Villa 31, y veo la rebozante sonrisa  de un turista adinerado en la suite del Four Seasons, que seguro te ve a vos (porque la ventana da hacia el Río) y no te mira. Te veo, desigualdad, inequidad, injusticia, penuria, marginalidad... Y entonces al mundo vocifero una pregunta: "¿Cómo quieren que no luche?"
            Así, me tiemblan las manos cuando me visto con tu rostro, cuando me calzo tus ropas, y así hay un mundo que me lacera desde adentro, cuando mi dolor es tu dolor, y tu dolor es mi dolor, y me retobo con un tordillo oscuro al que le arrebataron la pampa húmeda y lo ataron en un palenque urbano de mala muerte.
            El viento del sur acaricia mi cuerpo y me empuja hacia la disrupción, hoy, en este día, en este mundo, en esta vida...

martes, 19 de diciembre de 2017

Transmutación



Encuentro en mi vida muchas otras vidas, como si lo que viví hace años atrás no lo hubiera vivido yo. Me veo ajeno en los recuerdos, casi como un extraño, no me reconozco, como si alguien me hubiera habitado y luego se hubiera ido a vagar en otros cuerpos. Las múltiples personas en las cuales me convertí, los miles de rostros con los cuales me disfracé, las innumerables voces que interpreté son hoy nada más que pasado. Quizás hoy, aquellos doppelgänger estén paseando por las calles de Sanary-Sur-Mer, disfrutando de un plácido verano de arenas blancas y apacibles edificaciones del Mediterráneo mientras mi fantasmagórica existencia confluye una y otra vez por la bipolar Buenos Aires, eludiendo las esquirlas de la desigualdad. Tal vez hoy, necesite un respiro, un mar, una montaña, una ciudad foránea, una lengua extranjera, unos semblantes diferentes, una tregua a tanta transformación.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Proclama



¡Ay, si yo escribiera todo lo que pensara! Quizás sería un gran poeta, en lugar de esta falsa representación de persona humana que anda pisando los charcos en el ocaso de un día lluvioso por el barrio. Quizás, en vez de esta finitud, yo sería infinito como el horizonte de las pampas. Bien yo sé que guardo en el armario de mi alma cierto arte de sentir lo que sienten, que puja y quiere materializarse en la escritura, hacerse tinta y encastrar el papel. Así que hoy, este burócrata apagado, cansado de envolverse en los humos etílicos, que toma mate mirando la lluvia, ¡Hoy, yo proclamo la libertad de mi esencia! Porque más bien prefiero quemarme la lengua, o que un acéfalo me revuelva la yerba del mate recién preparado que seguir enclaustrando lo que me habita y me da vida. Sin pasión, porque el arte es pasión, y sin empatía sería un vil autómata, una vieja bancaria, un ñoqui de municipalidad que fuma pucho tras pucho mirando con cara de caballo al público. Hoy, en el escenario de esta vida me desnudo y soy yo, sin tapujos ni máscaras.