La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

viernes, 24 de agosto de 2012

Luego de abrir los ojos,
tan agitados por el sueño siniestro,
exaltado por el fuego temerario quemandome por dentro,
así la vi, brillando por la luz de la luna que iluminaba sólo una parte de su rostro.

Ángel romántico que aparece noche y día,
que con su mirada obnubila mi razón y despierta la locura,
sus besos son caricias divinas que descifran los misterios de mi alma,
que me desnudan ante la inmensidad.

No hay nimiedades en ella,
y todo es nimio si es ajeno a ella,
Insignificante me siento ante la absoluta belleza,
de su cuerpo desnudo bajo la luna.

lunes, 20 de agosto de 2012

A M.D.P.

La llama volvió a arder,
nuestras almas fueron el combustible del fuego del amor,
Cada lugar del mundo que habitamos perfumamos de pasión.

Nuestras miradas se cruzan, miradas furtivas,
denotan el sosiego que trae haber abandonado la dura soledad,
la penumbra que emerge en la distancia cuando dos seres amantes se alejan.

Desaparecen esos recovecos de vacío,
esos minutos de agonía,
cuando me recuesto en tu pecho.

Cada segundo es eterno,
en cada instante  me detengo,
respiro el aire de tu amor, de mi felicidad.

Nada importa ya,
más que tu sonrisa, tu felicidad, la nuestra...


sábado, 18 de agosto de 2012

Informe sobre caricias - Mario Benedetti

1
La caricia es un lenguaje
si tus caricias me hablan
no quisiera que se callen

2
La caricia no es la copia
de otra caricia lejana
es una nueva versión
casi siempre mejorada

3
Es la fiesta de la piel
la caricia mientras dura
y cuando se aleja deja
sin amparo a la lujuria

4
Las caricias de los sueños
que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto
no tiene tacto

5
Como aventura y enigma
la caricia empieza antes
de convertirse en caricia

6
Es claro que lo mejor
no es la caricia en sí misma
sino su continuación

martes, 14 de agosto de 2012

Poetas sin fortuna,
escriben versos bajo la luna,
de algún amor perdido,

Poetas mundanos,
poetas callejeros,
sin vida y sin consuelo.

Mientras el tiempo corre,
la gente vive,
desde afuera el poeta contempla.
Milagrosa tu boca,
jardín del edén de los deseos,
da oníricos besos a mi alma.

A veces no existe el tiempo,
todo pareciera ser eterno,
Si tu presencia agraciada se deja ver.

Renacer del corazón,
primavera de mi alma,
sosiego sin fin.

Yo no dudo ni un instante,
me has hecho comprender,
que el amor realmente existe.
El aire se torna espeso, oscuro,
él sale a mi encuentro,
con la cara desfigurada el fantasma me asalta,
choque de mundos, colisión societal.

Esta vez yo salí ganando, a la vez perdiendo,
por mirar cara a cara a la desdicha,
sin poder contrariarla, yéndome con oídos sordos y ojos ciegos,
a la tristeza del mundo.
Toda mi tristeza sucumbe ante tu risa,
incipiente mueca de placer,
convierte tu inocente boca.

Todo tu amor perfuma mis mañanas,
como una rosa apasionada inunda con su belleza la natura,
El invento más preciado de mi realidad, mi alegría inmortal.

Dulce tu mirada,
derrite el desamor, lo desarma,
desborda de frución mi alma.

lunes, 13 de agosto de 2012

Despierto repentinamente,
Camino a tientas por la oscuridad del pasillo,
No pienso, no existo.
Sólo me cubre la gracia inefable de la noche.
No distingo realidad de irrealidad...

Sostengo un escrito en la mano,
No distingo lo que leo,
Lo guardo,
No sé si estaba soñando o si estaba despierto.
No distingo realidad de irrealidad...

Un atisbo de luz, un vislumbre,
Las pupilas se contraen,
Imágenes en la tiniebla,
Lóbregas figuras.
No distingo realidad de irrealidad...

¡Qué delgada la línea! ¡Qué difuso límite separa el sueño de la realidad!

martes, 7 de agosto de 2012

Matsuo Bashô

Conversando con la mujer que da letra a mi poesía comentaba sobre la diversidad de literatura, de poesía que existe en cada rincón del mapa (Y de gran calidad muchas veces). Muchas veces enclaustramos nuestro interés, de alguna manera, en nuestra cultura, nuestro arte occidental. Así surgió mi idea de comenzar a publicar algunos poetas pertenecientes a cultura extra-occidentales. Comenzaré con Matsuo Bashô:

Poeta japonés nacido en Ueno, Akasaka, en 1644.
Perteneciente a una familia noble, a los 19 años se alejó de su familia para conseguir recursos propios sirviendo como discípulo del jefe samurai Toudou Yoshitada. Algún tiempo después de la muerte de su maestro, fue alumno del gran poeta de la literatura china Kitamura Kinguin, quien lo guió hasta convertirlo en gran maestro de la poesía oriental.
En 1675 se trasladó a Edo, actual Tokyo, ingresando al círculo del Haiku, en el cual formaban parte importantes poetas de la época. Adquirió gran fama en el ambiente cultural, logró una buena independencia económica que le permitió trasladar su residencia a las afueras de la ciudad, logrando, en medio de la naturaleza, la tranquilidad e inspiración necesarias para desarrollar su labor poética.
Falleció en 1694 víctima de una corta enfermedad. 




Primavera

Ved, bajo la lluvia de primavera,
la entrevista de ese abrigo
y ese paraguas.

* * *

El escenario de la primavera
¡Está casi preparado:
La luna y las flores del ciruelo.

* * *

Se oscurece el mar:
gritos de gaviotas,
apenas blancos.

* * *

Sí, la primavera ha llegado;
Esta mañana una colina sin nombre
Envuelta por la niebla.

* * *

De qué árbol florido
No lo sé,
Pero ¡ah, qué fragancia!

* * *

Durante todo el día,
Aunque no tan largo para la alondra,
Cantando, cantando.

* * *

Un viejo estanque;
Se zambulle una rana,
El sonido del agua.

* * *

El hombre que diga,
"Mis hijos son una carga",
No habrá flores para él.

* * *

¡Despierta, despierta,
Mariposa dormida,
Y seamos compañeros!

* * *

Con cada ráfaga de viento,
La mariposa cambia de lugar
En el sauce.

* * *

La camelia del árbol
Cayó,
Vertiendo su agua.

* * *

La campana del templo cesa.
La fragancia de las flores en la noche.
Aún tañe la campana.

* * *

¿No es como el nido de un ratón,
Este ser incapaz de dormir
Por las flores?

* * *

Un verde sauce
Goteando en el lodo,
En la marea baja.

* * *

Pronto se va la primavera,
lloran los pájaros y hay lágrimas
en los ojos de los peces.

* * *

En medio del llano
Canta la alondra,
Libre de todo.



Verano

Preso en la cascada
un instante:
ya comienza el verano.

* * *

¡Ay perlas de verano!
Eso es todo lo que queda
del sueño de los héroes.

* * *

Las lluvias de mayo
no te atacan ya,
templo de oro.

¡Qué admirable,
Quien no piensa, "La vida es fugaz,"
Cuando ve el destello de un relámpago.

* * *

Me siento como en un cuadro;
La vaca avanza lentamente
Por el páramo veraniego.

* * *

El río Mogami
Ha arrastrado al ardiente Sol
Hasta el Océano.

* * *

El principio de la poesía:
La canción de los plantadores de arroz,
En la provincia de Oshu.

* * *

Un pobre hospedaje;
El lloriqueo de un perro
Bajo la lluvia en la noche.

* * *

Una casa exquisita:
Los gorriones son felices en el mijo
Del campo trasero.

* * *

¡Ah! ¡La hierba del Verano!
Todo lo que queda
De los sueños de los guerreros.

* * *

El claro de luna penetra
En la gran arboleda de bambúes:
El hototogisu grita.

* * *

El hototogisu,
Cantar, y volar, y cantar, -
¡Qué vida tan ocupada!

* * *

¡Ah kankodori!
En mi tristeza,
Ahondas mi soledad,

* * *

Moscas de Kiso,
Aprended del viaje
De este vagabundo cargado de dolor.

* * *

Pulgas, piojos,
El caballo meando
Junto a mi almohada.

* * *

Silencio;
La voz de las cigarras
Penetra las rocas.

Nada indica
En la voz de la cigarra
Que pronto morirá.

¡Ah, qué glorioso!
Las jóvenes hojas, las verdes hojas-
Brillando al sol!



Otoño

Tal y como me parece,
El País de los Muertos es así:
Una noche de otoño.

* * *

Este otoño,
Qué viejo me hago:
¡Ah, las nubes, los pájaros!

* * *

Riguroso otoño;
Mi vecino,
¿Cómo vive?

* * *

Una noche de otoño;
Un cuervo posado
En una rama seca.

* * *

La luna pasa rápidamente,
Las ramas aún sostienen
Las gotas de lluvia.

* * *

De vez en cuando
Las nubes dan un descanso
A los contempladores de la luna.

* * *

La luna llena de otoño;
Niños sentados en fila
En la terraza del templo.

* * *

El pobre muchacho
Moliendo el arroz,
Levanta su mirada hacia la luna.

* * *

Resignado de corazón
A exponerse al tiempo,
El viento me atraviesa.

* * *

Sopla el viento del otoño,
Pero las púas del castaño
Están verdes.

* * *

El sol rojo brillante,
Implacablemente caliente,
Pero el viento es de otoño.

* * *

¡Sacúdete, oh tumba!
Mi voz llorosa
Es el viento del otoño.

* * *

Mi cabaña de paja;
En el mundo de fuera
¿Es tiempo de cosecha?

* * *

¡Ah, esta morada!
Muchas veces el picamaderos
Picoteará sus postes.

* * *

Una Rosa de Sharon
Al borde del camino;
El caballo se la ha comido.

* * *

Las flores del trebol
No dejan caer, a pesar de todo su balanceo,
Las brillantes gotas de rocío.

* * *

El crisantemo
Es delgado y débil,
Pero tiene su destinado capullo.

* * *

Nunca olvides
El gusto solitario
Del blanco rocío.

* * *

En otoño nos separamos
como las dos conchas
de la almeja.



Invierno

¡Qué cortesía!
Hasta la nieve es fragante
En Minamidani.

* * *

Una helada noche de lágrimas
El sonido del remo
Golpeando la ola.

* * *

El año toca a su fin:
Aún llevo
Mi kasa y mis sandalias de paja.

* * *

La primera lluvia del invierno,
y mi nombre debería ser,
"Viajero."

* * *

La primera nevada :
Las hojas de los narcisos
Se doblan.

* * *

La tempestad de invierno
Se escondió entre los bambúes,
Y amainó en silencio.

* * *

La desolación del invierno:
En un mundo de un color
El sonido del viento.

* * *

Enfermo en un viaje;
Mis sueños vagan
Sobre un páramo seco.

* * *

Viajando por el mundo,
De aquí a allá, de aquí a allá,
Allanando el pequeño campo.

* * *

El dios está ausente;
Sus hojas muertas están amontonadas,
Y todo está desierto.

* * *

Retiro invernal;
En la pantalla dorada,
El pino envejece.

* * *

Después de los crisantemos,
A excepción del largo nabo,
No hay nada.

* * *

Parece que tenga cien años,
El jardín de este templo,
Con sus hojas caídas.

* * *

Mi casa natal;
Llorando sobre el cordón umbilical,
El fin de año.


viernes, 3 de agosto de 2012

Henrich Heine



Nueva primavera

En su amor la mariposa
Vuela de la fresca rosa
Sobre el cáliz perfumado;
Un rayo del sol ardiente
La baña amorosamente
Con su resplandor dorado.
Pero ¿a quién ama la rosa?
¿Quién el amor de la hermosa,
Quisiera saber, merece?
¿Es el ruiseñor que canta?
¿O el astro que se levanta
Cuando la tarde decrece?
No sé a quién la rosa adora:
Pero mi pecho atesora
Para todos tierno amor;
Para todos, rosa bella,
Rayo de sol, clara estrella,
Mariposa y ruiseñor.


Insomnio

Cuando de noche pienso en Alemania,
No desciende a mis párpados el sueño;
Mis ojos no se cierran, mas los mojan
Mis lágrimas de fuego.
El tiempo va pasando; ya doce años
Desde que vi a mi madre trascurrieron;
Con la ausencia se acrecen cada día
Mi pena y mis deseos.
Aumentan mis deseos y mis penas;
De extraño hechizo preso,
A todas horas en mi mente viene
La viejecita, que conserve el cielo.
La pobre vieja me idolatra tanto,
Que hasta en sus cartas veo
Cómo su mano tiembla, y cuál se agita
Su corazón de madre allá en su pecho.
No se escapa mi madre de mi mente;
Doce años trascurrieron,
Doce años de dolor huyeron tardos,
Después que la estreché contra mi pecho.
Será eterna Alemania,
Es país de robusto y sano cuerpo:
Con sus fuertes encinas, con sus tilos,
Siempre podré encontrar su amado suelo.
Si allí mi pobre madre no viviera,
No suspirara por volver mi pecho.
No morirá Alemania, mas mi madre
Puede volar al cielo.
¡Cuántos, después que abandoné mi patria,
Besó la muerte con su helado beso!
¡Sangre derrama triste
Mi pobre corazón cuando los cuento!
Y es preciso contarlos; con el número
Aumenta mi dolor, y que los muertos,
Fríos y tristes ruedan,
Creo ¡gran Dios! sobre mi herido pecho.
¡Dios de bondad! por mi balcón penetra
Del sol de Francia el resplandor sereno;
Mi esposa llega, y su sonrisa aleja
Mis patrios melancólicos recuerdos.

Intermezzo lírico

Érase un caballero macilento,
Trémulo, triste, silencioso y lento,
Que vagaba al acaso,
con inseguro paso,
Siempre en hondos ensueños sumergido,
Tan desairado y zurdo y distraído,
Que susurraban flores y doncellas
Al pasar, vacilante, junto a ellas.

Huyendo de los hombres a menudo,
El lugar más recóndito escogía
De la casa, y allí, anhelante y mudo,
En la sombra los brazos extendía.-
¡Media noche sonó!... Rara armonía
Y voces peregrinas se escucharon
Entre la vaga bruma,
Y a la puerta, quedísimo, tocaron.

Con furtiva pisada,
Su visión adorada
Entra vestida de sonante espuma,
Y como fresca rosa,
La divinal hermosa
Brilla, encanta y perfuma.
Cúbrela tenue velo
De vaporosas joyas adornado,
Y la áurea cabellera en rizos suelta,
En ondas baña su figura esbelta;
Brillan sus ojos con la luz del cielo.
Y en brazos uno de otro, al par lanzados,
Se acarician los enamorados.

Contra el amante pecho,
Con fuerza apasionada,
La oprime el caballero en lazo estrecho;
Y el soñador despierta,
Y la nieve se torna en llamarada,
Y el pálido enrojece, y se convierte
El temeroso en atrevido y fuerte.
Mas ella, con engaño femenino
Y sin igual destreza,
Con el brillante velo diamantino
Le envuelve, sin sentirlo, la cabeza.

Encantado al instante
Se encuentra el caballero en un radiante
Palacio de cristal, bajo la linfa
De una tersa laguna sepultado.
Absorto y deslumbrado
Queda ante brillo tanto, mas la ninfa
Del onda habitadora
En sus brazos lo estrecha, lo enamora,
Y en tanto, sus doncellas
A la cítara arrancan notas bellas.

Y de modo tan dulce y lisonjero
Cantan y tocan, que los pies se lanzan
Al baile embriagador, y alegres danzan;
Y siente el caballero
Que, ya desvanecidos,
Amenazan dejarle sus sentidos;
Y a la ondina se enlaza
Y estrechamente en su ansiedad la abraza.
Más, de pronto se extingue
La viva luz... ¡Oscuridad completa!...
¡Y a hallarse vuelve, solitario y triste,
En su guardilla mísera el poeta!