La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

miércoles, 6 de febrero de 2019

Una vez que comprendí la desidia del tiempo, mi alma se transportó a las sombras.
Escupí la sangre de mi derrota y miré, algo turbado, hacia el cielo que se abría.
Los rayos dorados inalcanzables quería para lavar mi cuerpo, mi ser.
Toqué con mis propias manos el vacío de mis angustias, para florecer de una vez por todas.
Entre mi podredumbre, entre mi oscuridad, las raíces húmedas.
Tiendo hacia los astros, un firmamento me espera y no quiero tropezar.
Mis actos pérfidos, mis caminos de sal ¡Quédense atrás! ¡No den ni un paso más!
Que los queme mi luz, que los abrase mi encendido corazón.