Desde el tren veo las casas despintadas,
Las cúpulas de las iglesias del barrio de Barracas;
El empedrado pasa, el tren corre como el agua de un río,
Apoyado contra las puertas (aunque los carteles me advierten
que no lo haga);
Miro la ventana, el
Riachuelo, su olor, las casillas cerca del viejo Puente Bosch;
En el andén de las bicicletas las caras cansadas del laburo,
Se siente la crisis en los rostros, se desnuda en las
miradas;
Llegando a Gerli los vagones abandonados empiezan a llenar
el paisaje,
Cerca de los Siete Puentes unos hombres corren por los altos
pastizales para alcanzar el tren,
La tranquilidad de la estación se rompe por una corrida y
unos gritos,
Las puertas abiertas, un celular, un distraído, una avivada
de un punga,
Lanús, los edificios, el quilombo, un telo frente a las
vías, se suben vendedores,
Otro puente, los viejos talleres de principio del siglo XX,
pintadas,
El Barrio Inglés en el fondo;
Tanta vida tan pasada, tan antigua,
El esplendor de una época visto desde una ventana del tren,
Las estaciones estilo Tudor, una película en blanco y negro,
Los obreros, las fábricas y sus chimeneas, los inmigrantes,
Mi parada, mi estación, Remedios de Escalada.