No caeré en la impotencia de la languidez,
impúdicas pasiones que desangran la esencia de mi ser,
No caeré nuevamente en tus irreverentes manos,
sus caricias de falso amor, tus gélidas palabras sin pasión.
En la noche tus espectros vuelven a mi encuentro,
sus dolores que penetran mis entrañas como un frío puñal en las calles del hastío.
Tu mirada eterna, el sonido de tu dulce voz que exhala mentiras...
No hay alma que soporte los azotes del peor verdugo, de tus fantasmas...
No volveré a morir en la soledad,
desdichada y gris...
No volveré a renacer en la penumbra,
la muerte negra no volverá a acechar mi cuerpo...
No hay mortaja para mi esta noche,
no hay infierno que espere mi ánima,
no hay nada esperándome más que mi propio ser,
la fuerza, la templanza, el renacer del dolor.
Levantarme de mis propias cenizas aún con más fuerza que la fiera que me lanza sus miradas furtivas.
impúdicas pasiones que desangran la esencia de mi ser,
No caeré nuevamente en tus irreverentes manos,
sus caricias de falso amor, tus gélidas palabras sin pasión.
En la noche tus espectros vuelven a mi encuentro,
sus dolores que penetran mis entrañas como un frío puñal en las calles del hastío.
Tu mirada eterna, el sonido de tu dulce voz que exhala mentiras...
No hay alma que soporte los azotes del peor verdugo, de tus fantasmas...
No volveré a morir en la soledad,
desdichada y gris...
No volveré a renacer en la penumbra,
la muerte negra no volverá a acechar mi cuerpo...
No hay mortaja para mi esta noche,
no hay infierno que espere mi ánima,
no hay nada esperándome más que mi propio ser,
la fuerza, la templanza, el renacer del dolor.
Levantarme de mis propias cenizas aún con más fuerza que la fiera que me lanza sus miradas furtivas.
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