El sol golpeaba fuerte en mi piel pero finalmente encontré una alegre plaza que podía
cobijarme bajo sus formidables árboles que ostentaban bellas flores violáceas. Era un día
cualquiera, las personas realizaban sus actividades cotidianas: una pareja de dos chicas que se
besaban apasionadamente en un banquito, varias personas caminaban toda la cuadra de la
plaza una y otra vez, no había nada fuera de lo usual de un día común en un barrio suntuoso de la Ciudad de Quilmes. Sin embargo al adentrarme por los senderos bañados por pétalos violetas descubrí a un vieja señora, con un rostro bondadoso pero con aires misteriosos, sentada en un banco con un cuaderno y un lápiz, mirando absorta al papel y luego a la escena, así sucesivamente. Su
mirada expresaba arte, imaginación y creatividad, su fuente era ese escenario tan jovial. Una
sensación de incertidumbre me alcanzó, preguntas: ¿Acaso podía ser yo el protagonista de su
prosa? ¿Iba mi persona a quedar inmortalizada en un escrito de una desconocida escritora?
¿Qué sucedería si ese pedazo de papel con grafito impregnado se convertiese en un best-seller y
mi figura, mi personaje fuese el principal? ¿Puede un extraño tomar mi esencia y trasladarla a un trozo de papel?Seguí caminando, con una mirada ensimismada y pensativa, tomé un papel de mi bolsillo, saqué mi lápiz y comencé a escribir...
"Las palabras escritas vuelven eternos los momentos, convierten en presente los recuerdos, inmovilizan en un instante a las personas, nos cuentan el futuro, nos traen historias de otros mundos, nos sacan lágrimas melancólicas, nos infunden pasión, tristeza, alegría y dolor. Yo no creo en el presente, ni creo en esta realidad, porque quizás sólo soy un pensamiento de un lejano poeta en otra vida, otro tiempo, otro espacio. ¿Cómo creer en la realidad ostensible únicamente si cuando mis ojos se deleitan página tras página al leer Tlön, Uqbar, Orbis Tertius y me adentro en el más abstracto de los mundos, me desplazo por un espacio sin tiempo, sin materia? ¿Cuánto tiempo puedo sumergirme en la realidad de las letras? ¿Un segundo, unos minutos, una hora, una eternidad? Si quiero escaparme, si quiero que mis pies se eleven del suelo, lo sé ¡Yo lo sé! Tinta negra, una página, un libro, una palabra, una letra."
cobijarme bajo sus formidables árboles que ostentaban bellas flores violáceas. Era un día
cualquiera, las personas realizaban sus actividades cotidianas: una pareja de dos chicas que se
besaban apasionadamente en un banquito, varias personas caminaban toda la cuadra de la
plaza una y otra vez, no había nada fuera de lo usual de un día común en un barrio suntuoso de la Ciudad de Quilmes. Sin embargo al adentrarme por los senderos bañados por pétalos violetas descubrí a un vieja señora, con un rostro bondadoso pero con aires misteriosos, sentada en un banco con un cuaderno y un lápiz, mirando absorta al papel y luego a la escena, así sucesivamente. Su
mirada expresaba arte, imaginación y creatividad, su fuente era ese escenario tan jovial. Una
sensación de incertidumbre me alcanzó, preguntas: ¿Acaso podía ser yo el protagonista de su
prosa? ¿Iba mi persona a quedar inmortalizada en un escrito de una desconocida escritora?
¿Qué sucedería si ese pedazo de papel con grafito impregnado se convertiese en un best-seller y
mi figura, mi personaje fuese el principal? ¿Puede un extraño tomar mi esencia y trasladarla a un trozo de papel?Seguí caminando, con una mirada ensimismada y pensativa, tomé un papel de mi bolsillo, saqué mi lápiz y comencé a escribir...
"Las palabras escritas vuelven eternos los momentos, convierten en presente los recuerdos, inmovilizan en un instante a las personas, nos cuentan el futuro, nos traen historias de otros mundos, nos sacan lágrimas melancólicas, nos infunden pasión, tristeza, alegría y dolor. Yo no creo en el presente, ni creo en esta realidad, porque quizás sólo soy un pensamiento de un lejano poeta en otra vida, otro tiempo, otro espacio. ¿Cómo creer en la realidad ostensible únicamente si cuando mis ojos se deleitan página tras página al leer Tlön, Uqbar, Orbis Tertius y me adentro en el más abstracto de los mundos, me desplazo por un espacio sin tiempo, sin materia? ¿Cuánto tiempo puedo sumergirme en la realidad de las letras? ¿Un segundo, unos minutos, una hora, una eternidad? Si quiero escaparme, si quiero que mis pies se eleven del suelo, lo sé ¡Yo lo sé! Tinta negra, una página, un libro, una palabra, una letra."
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