Naxos nos espera, otra vuelta;
Conduciendo por las montañas, visualizando el Egeo.
Tu sonrisa, tu felicidad, mi felicidad.
Nadando desnudos en las aguas ancestrales.
Tirados al atardecer en la Puerta de Apolo.
Fui feliz, tuve vida, tuve futuro y destino.
Parto con el dolor de todo, de las despedidas, de lo inevitable de la locura intrínseca de la destrucción;
Con mi rezo, mi pluma y mi canto ruego que las Moiras entrelacen nuevamente nuestros hilos.
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