El cuerpo inerte sobre la mesa, sus ojos abiertos mirando para todos lados. La habitación posee una suerte de decoración minimalista, pero conserva un ambiente algo tétrico aunque familiar. Mientras, dos hombres de gris se acercan con un cuchillo, sufre, está ardiendo por dentro. Lo cortan, lo tajean en el pecho, y así empiezan a sacarle todo: Un viejo osito de peluche, un dibujo en papel de unos ojos de mujer de mirada profunda, un lápiz, un papel con un escrito lleno de tachaduras, un libro de tapa dura y suntuosa bastante polvoriento, inclusive una extraña mujer de joven edad (Ésa de la mirada profunda, seguramente) sale caminando, como si estuviera escondida. Su mirada denota un gran alivio, lo cierran. Los personajes que salieron de su pecho caminan directo a la gran hoguera que se encuentra a unos doce pasos de la mesa, se encienden, se consumen, se hacen ceniza. El cuerpo del hombre se levanta, se viste lentamente, mira a los otros dos de gris y con un gesto de agradecimiento y respeto cierra los ojos por unos segundos y sonríe. El Hombre y su Cuerpo caminan hacia la puerta, penetran en el mundo exterior nuevamente, es un día hermoso. Luz, sol, verde natura. El Hombre como nuevo.
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