Una dulce canción a lo lejos se desvanece con los vientos
del sur. Los rostros aún no maduran, los rostros grises, sin expresión ni
resplandor. Los campos a la noche se despiertan y entre los pastizales se
escucha el rumor de la vida. Las montañas del norte hacen sonar viejas melodías
al viento y el sol arde en la tierra árida. El amargo asfalto, los escasos
árboles, el gentío sordo y encerrado. La nieve cae suave, los copos adornan los
bosques, la fauna que se resguarda. El silencio del caos, el tiempo transcurre, las olas que siguen rompiendo
contra los acantilados. Las nubes siguen viajando, las bandadas siguen
migrando, la corrupción de los cuerpos que no se detiene. Mientras tanto
nuestra mirada se fija en la ventana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario