La finalidad de la poesía es lograr la empatía entre el escritor y el lector

jueves, 14 de junio de 2012

Noche estival, las aguas de mi mente ,revueltas , azotan el peñón de mi ser,
Incertidumbre reinante en tu pecho, que dispara hacia mi corazón maltrecho
¡Qué más anhelo que besar tus labios divinos!
¡Qué más anhelo que abrigues mi alma con tu dulce amor!

Al filo del abismo, al borde del barranco quedé,
lejos están aquellos jardines reales, donde la felicidad brotaba de la tierra,
¡Será culpa mía seguir manchando esta pureza! ¡Tu pureza!
¡Será culpa mía no saber dominarte fiera celestial!

Magnos recuerdos, ¡Son tan cercanos!
¿Cómo puedes pedirme que me amanse? Si estas lágrimas de brasa queman mis mejillas...
¿Sin tener tus ojos, sin tener tu boca, quién podría conocer la felicidad?
¿Sin sentir tu calor quién podría saber lo que es vivir?

Inefable tormento que deja helado mi firmamento,
Eternos se hacen los segundos de dolor, al saber que tus ojos no encuentran los míos,
¿Cuándo volveré a beber de ese elíxir de la vida?
¿Cuándo volveré a sumergirme en la dichosa fuente de tu amor?

Como un niño rebozando de gozo, saltando, estaba mi corazón
Como el júbilo que palpita en el alma de los enamorados estaba,
Ahora la lumbre mantiene mi ser desvelado,
La noche se apodera de mí, y sollozos de fuego arden y consumen mi felicidad

El alma sin su parte más esencial no es la misma, mi alma se escindió y se unió a ti, todavía me falta esa parte primordial, imprescindible que se fue contigo.
Esperando sólo en la mañana estival despierto, esperando sólo que vuelva esa parte de mí, junto a ti.

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