El ruido de las agujas del reloj golpean estruendosamente, resuenan en el caos de mi mente. Una ciudad en mi cabeza, voces, personas, lugares, de fondo ese maldito "tic, tac", "tic, tac". Me perturba detenerme a contemplar el transcurso del tiempo. Creo indefectiblemente en la irreversibilidad del tiempo. Cada segundo, cada minuto envejezco un poco más, vivo un poco menos. Me atormenta de sólo pensarlo ¿Nadie puede detener ese miserable reloj?
Con frecuencia me duermo en un instante, no pienso en el transcurso del tiempo, me amarro con locura a ese segundo, me quedo en esa inhóspita eternidad que guarda cada segundo. Recorro los suntuosos caminos que se bifurcan dentro de cada instante. Detengo el tiempo, cada instante es eterno y guarda un río de recuerdos, un millón de imágenes, olores, sensaciones. Me sumerjo en el océano de la eternidad del tiempo. Detrás de este mundo, en el horizonte del tiempo, pasado, presente, futuro en un sólo lugar, unos ojos, una mirada...
Con frecuencia me duermo en un instante, no pienso en el transcurso del tiempo, me amarro con locura a ese segundo, me quedo en esa inhóspita eternidad que guarda cada segundo. Recorro los suntuosos caminos que se bifurcan dentro de cada instante. Detengo el tiempo, cada instante es eterno y guarda un río de recuerdos, un millón de imágenes, olores, sensaciones. Me sumerjo en el océano de la eternidad del tiempo. Detrás de este mundo, en el horizonte del tiempo, pasado, presente, futuro en un sólo lugar, unos ojos, una mirada...
Sos lo más. Cómo me gusta lo que escribís Chavito.
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