Esta mañana del conurbano, a la sombra de un tilo,
Con la lumbre del sol abrasando,
Y las viejas que pasan caminando,
Las viudas del barrio en vilo,
Cuando lejos del arrabal estoy,
Me sobreviene el hastío,
Mi alma carece de brío,
Añorando las calles voy,
El tiempo desanda las esquinas,
Ya algunos rostros se cubrieron de amarguras,
Otras ánimas desaparecieron sus figuras,
Mientras las rosas adornan las lápidas del cercano
cementerio con sus espinas,
Hoy me fundo en mis veredas,
Para confundirme en las escenas,
Del barrio viejo circundado por verbenas,
Y por la plazoleta, me acuesto, sin temor a las púas, en sus
rosaledas,
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